Las intervenciones realizadas durante los últimos quince años en los Mercados Minoristas Municipales, salvo algunas realmente excepcionales, han resultado tímidas y han cronificado en muchos casos los problemas que dieron lugar a las propias intervenciones.

Las reformas de los edificios, con cantidades importantes de inversión, en ocasiones han sido desacertadas, en otras insuficientes y en casi todos los casos no han tenido en cuenta factores relacionados con la evolución de los consumidores. En este sentido, las inversiones en capital humano han sido prácticamente inexistentes y apenas se han implantado nuevos servicios. Evidentemente hay excepciones y actuaciones encomiables que debieran estudiarse en profundidad porque tampoco son susceptibles de remedo para el conjunto de los Mercados Minoristas Municipales de España.
Los estudios de viabilidad realizados en aquellos casos en los que se ha llegado a plantear una intervención más o menos ambiciosa se han fundamentado, en casi todos ellos, en el modelo de negocio que tenían en ese momento y cualquier intento de revisar o modificar el mismo se ha visto rechazado sistemáticamente por los comerciantes paralizados ante una situación de cambio, ante la pasividad o la impotencia de las administraciones locales para revertir la situación y fundamentar la intervención en la esencia del formato, que no es otra que la de prestar un “servicio público” a los ciudadanos. Porque si no fuera esta la razón ¿cuál pudiera ser para que la ciudad permitiera el ejercicio de una actividad empresarial a unos determinados comerciantes en un lugar privilegiado de la ciudad y en unas condiciones económicas que en muchos casos aún ofrecen unos resultados de déficit a los Ayuntamientos?
Las nuevas normativas aprobadas recientemente en relación a la estabilidad presupuestaria y a la reordenación de las administraciones locales supondrán que sea preciso revisar estas situaciones anacrónicas y que llegan a producir situaciones de competencia desleal en el sector del comercio minorista de la alimentación perecedera. Y puede ser una oportunidad para revisar definitivamente el MODELO DE NEGOCIO de los Mercados Minoristas Municipales.
Abordar una iniciativa en este sentido no resultará fácil porque planificar estratégicamente no está en el acervo cultural de los pequeños comerciantes y está contrastada su resistencia al cambio, pero por eso es precisamente mayor la responsabilidad de los organismos intermedios del sector y de las administraciones públicas ante este reto.
Y desde estas premisas es desde las que se urge a promover iniciativas que permitan ofrecer un nuevo modelo de negocio a los Mercados Municipales Minoristas, un enfoque diferente y actual para abordar procesos de renovación que mantengan su competitividad a largo plazo y hagan viables y sostenibles las inversiones públicas y privadas en un formato íntimamente ligado a la ciudad y enclavado en lugares emblemáticos de la misma, permitiendo no sólo mantener iconos sino también haciendo que contribuyan a dinamizar su entorno urbano y social.
Este último aspecto de nuestros Mercados Minoristas Municipales entraña unos valores* prácticamente únicos en el mundo y que difícilmente sería posible sustituirlos utilizando otros formatos comerciales como se viene demostrando a lo largo de los últimos treinta años.
*ver DECLARACIÓN en www.dreamingmarkets.com
Sergio González Reyes Dreaming Markets
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